viernes, 19 de julio de 2013

EL EPISODIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL

PRADA: EL EPISODIO DE LA BIBLIOTECA  NACIONAL

El "gran pleito de la literatura peruana", entre Palma y González Prada, venía gestándose desde 1886; hizo crisis en febrero de 1912.
En él, contra lo imaginable, Prada frenó su congenial violencia, no tuvo ninguna parte en su estal
lido. Ambos escritores fueron utilizados, el uno por el "neo civilismo" antileguiísta, y el otro por Leguia. Los políticos saben utilizar las pasiones humanas sin excluir la vanidad literaria.



Cedamos primero la palabra a Ricardo Palma, el más antiguo
de los dos
:

"El 13 de febrero de 1912 recibí un oficio de la Dirección de Instrucción Pública por el que se me comunicaba que el Supremo Gobierno había nombrado Conservador de la Biblioteca Nacional a don Percy Gibson en reemplazo del doctor Clemente Palma. El reglamento de la Biblioteca formulado por mí al aceptar el cómo compromiso de resucitar la fenecida Biblioteca que fundara el Generalísimo D. José de San Martín, consignaba en uno de sus artículos que los empleados debían ser propuestos por el Director. Yo siempre he propuesto a jóvenes preparados, buscaba hombres con aptitudes para el empleo y no destino para Hombres sin destino"

Con ese párrafo. Inserto en el ofensivo y hoy rarísimo folleto que publicó Palma a raíz del nombramiento de Prada, se aclara el origen del conflicto que embargó la atención pública entre febrero y maya de 1912.

El 19 de marzo, Palma, que había propuesto al poeta Alberto J. Ureta, lo cual había sido desestimado, insistió (por segunda vez) en su renuncia. Por oficio del 4 de marzo, la Dirección de Instrucción comunicó a Palma que, nuevamente, no aceptaban la renuncia. El mismo 4 de marzo, Don Ricardo, en tono altivo, dice al Director de Instrucción: "En tal virtud, ruego a Ud. se sirva trasmitir al Supremo Gobierno mi insistencia en la renuncia"; era la tercera vez.



El 6 de marzo, él Gobierno resuelve, en vista de la insistencia de Palma aceptar su renuncia y nombrar en su reemplazo a González Prada, "quien deberá practicar inventario minucioso y elevarlo al Gobierno". Así dice la Resolución Suprema mencionada, según la transcribe el mismo Palma en la página 21 del folleto La Biblioteca de Lima

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