sábado, 20 de julio de 2013

CARTAS MARCADAS

DON MANUEL Y ALFREDO: CARTAS MARCADAS 

Alfredo podía jactarse, y era natural, de que su padre, rompiendo su repugnancia al género epistolar, le enviase frecuentes y largas cartas. De las que me comunicó Alfredo, he dado síntesis de ello en Don Manuel Alfredo pretendía ofrecer en ellas un retrato íntimo de su temido padre: afable, comunicativo, experto fabricante de goma de pegar, prolijo afilador de lápices, bromista memorable.

En los fragmentos epistolares que me comunicó Alfredo y que el mismo destruyó, se revela el alma de González Prada. Con su hijo no tenía misterios. Era suave, juguetón. Se divertía con él como un león con su cachorro. Claro i que hacía participar de su pueril jolgorio a doña Adriana: ella gozaba infinitamente con los extravíos domésticos de su gladiador. En una carta le cuenta a Alfredo:

"Una gran desgracia en la familia: Michichi ha emprendido el gran viaje... · Los demás animales seguimos disfrutando de salud"
La frase recordaba el tema de la tesis de Alfredo para graduarse .de abogado: El derecho y los animales, que tanto revuelo causó en los claustros sanmarquinos. Aficionado como era a las faldas, el joven diplomático refiere a su austero padre, algunos episodios picantes de su vida en Buenos Aires. Don Manuel responde:
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"¡Canalla! ¡Doble canalla! ¡Triple canalla! Conque siguiendo mis aficiones, ¿te vas a los paseos a ver mujeres Adriana y yo estamos escandalizados con tus palabras. Quisiéramos decirte unas cuantas desvergüenzas, pero las he olvidado; aquí, en esta casa de recogimiento, no resuenan voces groseras".




Era un amable contrapunto entre el polemista catoniano y el padre tierno.


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