viernes, 19 de julio de 2013

A MEDIO PERÚ, EN FIN, LE RECONOZCO EL DERECHO A CLAMAR CONTRA MÍ: SE LO NIEGO AL OBRERO…

LA RESPUESTA DE PRADA: … A MEDIO PERÚ, EN FIN, LE RECONOZCO EL DERECHO A CLAMAR CONTRA MÍ: SE LO NIEGO AL OBRERO…



De Osma era uno de los aristócratas de cuya compañía se jactaba Píérola: fundaría La Prensa, como diario Pierolista, en 1903. J. Ramón Sánchez, presidente de la Sociedad de Artesanos, gozaba de la confianza de Don José Antonio Miró Quesada. Don Manuel, aunque anarquista y revolucionario, había crecido en los usos y costumbres de la alta sociedad a que, pertenecía su familia. Recibió cortésmente a 1os padrinos de Vidaurre y nombró a los suyos. Fueron Abelardo Gamarra, el desgarbado y fiel director de La Integridad, y don Eduardo Lavergne, hombre de negocios, muy bien acreditado en los medios bursátiles y comerciales de Lima. A ellos les entregó una carta muy en el _estilo de su autor: razonada, altiva y terminante. La carta fue publicada en los periódicos 167. En sus párrafos esénciales decía lo siguiente:


LA RESPUESTA DE PRADA

Lima, 1 de setiembre de 1898
Señores Pedro de Osma y José Ramón Sánchez.
Muy señores míos:


En el Perú vivimos sujetos al capricho de autoridades más o menos ilegales y buenos quedaríamos si de la Nación surgiera hoy una colectividad que por una indefinida serie de lances personales o vías de hecho, impusiera silencio a los hombres que hablen o escriban con entera libertad.               ,

Cuando publiqué mi discurso leído en la "Unión Nacional", la "Sociedad de Artesanos", en vez de alegar hechos y razones que desvirtuaran el efecto de mis palabras (acres pero moralizadoras) recurrió a su periódico oficial para injuriarme, .calumniarme y
amenazarme a reflexiones sobre los artesanos de Lima en general, respondió con el vilipendio individual.

Yo había marcado muy bien la distancia del jornalero al artesano que medra en la mala política, yo había lanzado un grito en favor de víctimas o desheredados ¡ y sin embargo la "Sociedad de Artesanos" dio a mis frases un carácter odioso, interpretándolas
en sentido que me hacen aparecer como
. Enemigo del trabajador. A cívicos, civilistas y constitucionales, a medio Perú, en fin, le reconozco el derecho a clamar contra mí: se lo niego al obrero, al hombre que vive del trabajo honrado.


Aquí se presente un conflicto del dominio público: de un lado se encuentra un individuo que dibuja un estado social, del otro se yergue una colectividad que pretende hacerle callar.
Al país le toca, pues, decidir y conceder a cada uno el lugar que le corresponde.
Con las líneas anteriores, creo dejar contestada la carta que
Uds. me enviaron.

Su atento y S.S.



M. G. Prada



0 comentarios:

Publicar un comentario