sábado, 20 de julio de 2013

¿No cree usted en un Dios? La verdad es que hay días en que dudo y días en... pero generalmente no creo.


DIALOGO CON DON MANUEL 



Del Valle interroga a González Prada y éste responde. Distinguiremos 
con las 
iniciales P (pregunta) y R (respuesta) sus respectivos dichos:



P.-¿Cuáles han sido sus amigos' más fieles? ,
R-Amigos, en la profunda interpretación del vocablo, no los 
he tenido. A nadie v
acié yo mis intimidades. He conversado con 
muchos y he sumado amigos superficiales
, esféricos, rotativos, sin
. estrechos puntos de contacto.
P.-¿Conserva usted alguno leal?
R-Doctrinariamente, tal vez. Personalmente, uno que otro. 
P
.-¿No le hace mella ese vacío?
R.-Yo creo haberle ·dicho -subraya amablemente- que vivo sereno y tranquilo, en paz. En todo caso les hará mella a ellos.
P......:-.No le han ofrecido a usted, altos cargos .en la administración o fuera de ella?
R.-El gobierno de Morales Bermúdez me ofreció una, senaduría que no quise aceptar, provocando con esto, disgusto en mi Partido, que no miró con buenos ojos esa desestimación.
P.-¿Y por qué no aceptó usted cuando así podría haberse iniciado la intervención del Partido Unión Nacional en los campos activos de la política? . .
R-Porque quería sostener mis principios, y ajustándome estrictamente a ellos, era imposible que yo marchara unido con gentes católicas y sin ideas, en la política.            -
P.-¿Posteriormente a esa ocasión no han solicitado su contingente para ocupar algún otro puesto?
R.-Varias' veces. Cuando el gobierno del señor Leguía, se me ofreció la dirección de Guadalupe o la de la Escuela de Artes y Oficios. Tampoco acepté,
P.~¿Por q?
R.-Porque carezco de dotes de pedagogo y. porque era contrario a mis doctrinas y .a mis' facultades. Yo he censurado con acritud el que los ahogados sean coroneles y los coroneles abogados, etc. Inversión ridícula de la cual tenemos muchos casos en el Perú. -             -              , 1.-           .
P.-¿Cómo aceptó usted la dirección de la Biblioteca Nacional que actualmente desempeña?          .
R.-Es muy distinto: La acepté porque me siento -con capacidad suficiente para desempeñar el cargo. Toda mi vida la he pasado entre libros.
P.-Don Manuel, díganos usted, con franqueza, perdonando 
de antemano la osadía de la pregunta, ¿cree- usted en Dios?
Se mira los manos y adopta un aire que detalla la excursión que esta, realizando en su propio conciencia, para que su respuesta sea reflejo fidelísimo de su pensamiento.                 ,

R.--Conmigo ha' ocurrido un fenómeno curioso, Yo fui en mi juventud un ateo convencido, resuelto. Tan arraigadas estaban en mí las condiciones que profesaba que ni un aleteo de duda sombreó en aquella época la marcha rectilíneo dé mi pensar en materia religiosa. Después, en mi viaje a Europa, no sé si por reflejo de la reciedumbre de las convicciones de la masa, o por causas inexplicables, empecé a dudar...

P.-¿ y esa duda persiste? ¿No cree usted en un Dios? 
R
.-La verdad es que hay días en que dudo y días en... pero generalmente no creo.

P.-¿Su más alta doctrina?
R.-El anarquismo.                                           .

P.-¿Volvería usted a luchar con el mismo tesón de antes por el afincamiento de sus ideas políticas V religiosas en el Perú?
R.-No! (nos contesta enérgica y rápidamente). 
·P.-¿Por qué?


R.-Me he convencido de que toda lucha por ideas es estérien nuestro medio.





-DÉJEME USTED VENIR A VERLE, SEÑOR GONZÁLEZ PRADA. SOY MUCHACHO, PERO QUIERO SER SU AMIGO.


HAYA DE LA TORRE INICIA SU REPORTAJE DEL SIGUIENTE MODO: 


"Conocí a González Prada diez días después de mi arribo a Lima en 1917, cuando, según el burlesco decir de los señoritos capitalinos, llevaba todavía "la lana de provincia". Yo era entonces un jovencito a la criolla, enfermo hasta los huesos de esa 
frivolidad epidémica "peste de gente decente", que manifiesta sus primeros síntomas a la salida del colegio y se agudiza hasta el colapso al entrar en la universidad... 
"



La pregunta central de Haya a González Prada, fue sobre la Universidad. He aquí el párrafo pertinente:

"¿Es usted un joven escritor?
-No, señor, yo soy un estudiante que vengo a la Universidad, le respondí.
González Prada hizo un gesto apenas perceptible y añadió:
        -¡Ah! la Universidad...                        .                                       .

Yo le miré con curiosidad y sin duda le dije con los ojos: 
-Bueno, ¿y la Universidad, qué?
González Prada me añadió:
-La Universidad será para usted un crisol. Será usted consumido por ella o se salvará usted.
Yo cobré cierta animación y le repuse: 
-¿Es tan mala la Universidad?

González Prado hojeó un poco el libro que lo ye había traído, y luego, con él entre sus manos blancas y finas me dijo mirándome con sus ojos claros:
-Tan malo, tan mala, que ya no tenemos juventud.

La serenidad, la sencillez de aquel viejo erguido y fuerte me dio mucho valor. Recuerdo que pude decirle ya como a un camarada:
-Pero en provincias tenemos una juventud. 
González Prada me dijo inmediatamente: 
-Es verdad.

Luego me mencionó nombres de jóvenes de Arequipa. Me mencionó el nombre de Urquieta, de Percy Gibson, y recordó a Orrego entre los nuevos de Trujillo.

Terminé mi Visita. Yo recuerdo que le dije, ya en la puerta del corredor donde me despidió:

-Déjeme usted venir a verle, señor González Prada. Soy muchacho, pero quiero ser su amigo.

-Venga usted, venga usted siempre, y mi casa está en la 
Pu
erta Falsa del Teatro. Vaya usted allá, me dijo.






AL LUCHADOR FUTURO: GONZALEZ PRADA


Revolución, revolución soñada

Ven 'y sacude la bandera roja,

En medio de sangrienta barricada.
Desata .los tormentas de tus mares,
Y a lo profundo del abismo arroja

Reyes y 'tronos, ídolos y altares... "


¿Cuál es hoy. El 'destino de los libres
. \ En el revuelto batallar del mundo?
Colmar las anchas fauces del abismo, 

Servir de puente al luchador futuro.


Sí, nos espera un Waterloo dantesco, 

No ver la' zanja, desplomarse al fondo, 

y entre el crujir 'de huesos y de carnes
Sentir el pie de encabritados potros.

Felices los guerreros del mañana,'

En campo abierto, al rayo de la aurora, 

Ellos' los días mirarán del triunfo,

y el 'himno entonarán de la victoria.