Como bien dice Bock: "Al margen del amor que sintiera por su marido y de la soledad en la que vivió tras la muerte de éste, Christine veía una relación entre soledad e intelectualidad"
Christine de Pizán fue una escritora prolífica y comprometida con su condición de mujer en un contexto social y cultural donde el patriarcado había contribuido a la generalización de la misoginia y la misogamia. En una primera instancia creemos fundamental subrayar la relación entre intelectualidad y la soledad en la vida de Christine. Como bien dice Bock: "Al margen del amor que sintiera por su marido y de la soledad en la que vivió tras la muerte de éste, Christine veía una relación entre soledad e intelectualidad" (Bock, op.cit.: 22). Sin lugar a dudas, las pérdidas de su padre, su esposo y su hijo recién nacido la inspiraron a escribir, y por elección propia, decidió no contraer matrimonio en segundas nupcias; dedicando su tiempo casi exclusivamente al estudio y la escritura.
Por otra parte, en la lectura de su obra constatamos que su estilo narrativo se asemeja en mucho al método historiográfico, ya que utilizando como principal aliada a la razón, justifica todas sus afirmaciones a través de casos y ejemplos históricos, sumados a otros hechos mitológicos, que acreditan su vasto conocimiento intelectual.
Otra idea importante que surge de la lectura y conocimiento de su obra, es que Christine puede ser rescatada no sólo como escritora profesional, teniendo en cuenta que fue la primera mujer francesa que vivió de sus escritos, sino que es noble considerarla también como pensadora e iniciadora de un movimiento feminista. De este modo, junto con su producción intelectual, se erige en pionera de un movimiento que en la actualidad está abriéndose paso en los ámbitos científico- académicos: la Historia de las Mujeres. Según Scott "La amenaza radical planteada por la historia de las mujeres consiste precisamente en este tipo de desafío a la historia establecida; las mujeres no pueden simplemente añadirse sin que se produzca un replanteamiento fundamental de los términos, pautas y supuestos de lo que en el pasado se consideraba historia objetiva, neutral y universal porque tal noción de historia incluía en su misma definición la exclusión de las mujeres" (Scott, 1999: 83).
La idea de fundar una Ciudad de las Damas, tiene como fin, crear un ámbito donde las diferencias de género, plasmadas en diferencias de poder, tan absurdas para Christine, dejen de existir. De este modo, la ciudad se construye como un lugar donde las mujeres podrían realizarse plena y abiertamente, sin ver limitada su actividad por ninguna censura "sin sentido", siendo sujetos activos por derecho, es decir, como ciudadanas que desarrollan una vida virtuosa en consonancia con la razón. En su discurso Christine busca mostrarse como una voz femenina autorizada para hablar en contra de las injusticias de las que son víctimas muchas mujeres de su época. (Cabré Pairet, 1996) La búsqueda de ser una voz autorizada es el camino que la lleva a la acción de escribir, práctica manifiesta de su libertad y su poder: escribir en defensa de las mujeres que son vilipendiadas desde una postura como la misoginia y establecer que la justicia es una virtud moral que puede ser ejercida por las mujeres que son agraviadas, soslayadas y marginadas de muchos ámbitos de la vida social y cotidiana en la Edad Media (Otero Vidal, 2003). A pesar de que en su obra no figura la noción concreta de Paz, encontramos en ella, un sin fin de ejemplos que remiten a distintas circunstancias en que las mujeres tomaron el poder y llevaron a cabo diferentes acciones virtuosas (la guerra, la armonía, la mediación social, la justicia, etc.) para conseguir la paz en sus reinos. Estas eran las mujeres virtuosas que Christine deseaba que habitaran y aseguraran la Paz en su Ciudad. En palabras de Christine: "De ahora en adelante, queridas amigas, tendréis motivos de alegría al contemplar la perfección de esta Ciudad Nueva, que si la cuidáis, será para todas vosotras, mujeres de calidad, no sólo refugio sino un baluarte para defenderos de los ataques de vuestros enemigos". (De Pizán, op.cit.: 230)
La Ciudad de Las Damas /
Christine de Pizan
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